sábado, 17 de abril de 2010

Máscaras


Y mientras el señor armaba sus tradicionales máscaras para mostrarlas al mundo, del otro lado del charco había otro señor que dejando de lado su tradición, se sacaba la máscara frente a su mundo. Al primero le fue bien, tuvo éxito. De hecho, cobró cada una 10 euros. En cambio, al segundo, esa máscara le costó mucho. Tanto, que el resto de su vida no le va a alcanzar para pagarla porque vino con intereses por todos los años que la tuvo puesta. Así, el primer señor agradece tener esa habilidad de crear que le permite sobrevivir. El segundo tendrá que reflexionar si agradece o no a la máscara que no le dio una habilidad, sino una nueva tarea que no sirve para sobrevivir, sino para VIVIR.

No hay comentarios:

Publicar un comentario