domingo, 25 de julio de 2010

Tiempos maleables


La incertidumbre en algún momento termina, por lo general acaba en ese instante en el que la adrenalina fluye al sentir que algo está comenzando o concluyendo. El dolor pasa a medida que nos alejamos de ese hecho que nos lastimó. El amor se renueva día a día, y las ganas también. La voluntad se construye con la ambición y la eficacia dependerá de ambas.

El problema es que el tiempo quedó en el tiempo, fue un instante sólo por un momento.

Y así, jugando con las palabras quedan simplemente los recuerdos. No importa cuánto esfuerzo se haga, el ciclo vuelve a comenzar. Tengo la sensación de que todo en la vida está regido por ciclos. Uno siempre empieza, termina y vuelve a comenzar. Entre risas y llantos desordenados, nuestros nombres pasan a ser meros elementos de identificación con el otro y se esfuma la idea de que el decir “Yo soy fulanito” significa algo más.

El joven piensa en el aquí y ahora, e imagina un porvenir. El adulto comienza a aferrarse a la nostalgia intentando construir al mismo tiempo, un futuro más sólido para sí mismo y para sus hijos. El viejo sólo mira hacia atrás y, los más optimistas, disfrutan del tiempo “que les queda”.

Lo que no saben es que todos tienen algo en común: son protagonistas de su propio gran ciclo y sólo ellos mismos, es decir, nosotros mismos, somos capaces de cambiar de rumbo o de alargar la duración de ese círculo que ya sabemos, un día marcará su punto final.

lunes, 19 de julio de 2010

"Hacé volar tu imaginación"


Es complejo, no siempre se pueden transmitir los pensamientos. Permanentemente se intenta incentivar a los aprendices diciendo que “usen su imaginación”. ¿Cómo es esto de “usar” la imaginación? Es algo que uno tiene prejuzgadamente incorporado, pero ¿cómo se usa algo que no se encuentra? Yo no encuentro mi imaginación aunque esté preestablecido socialmente que debe estar “dentro de mí” en alguna parte. Y entonces, ¿cómo “uso” algo que es inconciente? Es así que los docentes intentan que una persona utilice concientemente una herramienta que aparece sólo de forma inconciente. Deberemos entonces usar otra terminología y comenzar a hablar de “estimular la imaginación” porque lo que sí es cierto, es que el interior puede ser estimulado.