miércoles, 15 de junio de 2011

Reemplazos

De un día para el otro esa luz que iluminaba nuestro camino, se apagó. Como puede suceder en las películas de terror, simplemente dejamos de existir en esa dimensión.

La realidad ya no es en realidad lo que verdaderamente era, pero vos, yo y hasta ellos no pueden dejar de imaginar. Extrañando básicamente todo del contexto, no resta más que seguir el nuevo sendero.

La vida indica “hacia allá”…deberá significar entonces que hay que hacerle caso

¿Qué tan cierto es eso de que nosotros hacemos nuestro propio destino? ¿Acaso lo opuesto no equivale también a injusticia?

Cambiemos el “no” por un “si” y dejemos que nos lleve el viento sin oponer resistencias. No será necesariamente más fácil pero quizás menos agotador.

¿Qué fue de la sonrisa que componía aquellas fotografías? La de hoy representa sólo los vestigios de esas sinceras.

¿La solución será no pensar? ¿No reflexionar? No creo. La clave probablemente esté en cuán lejos dejemos volar a nuestra imaginación; preferentemente será no más de esa cantidad de kilómetros que nos separan de la felicidad. O al menos, de aquella felicidad previa a que todo cambiara repentinamente de rumbo, como si fuera el instante anterior al terremoto. La calma que antecede al huracán.

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