martes, 9 de marzo de 2010

y salir a andar...de nuevo


En realidad lo que sucede es que nos inducen desde chicos que la vida está llena de alegrías, juguetes, amores ficticios y el de papá y mamá. Según nos cuentan, somos más libres que nunca. Esperamos ansiosamente a Papá Noel cada año y luego rogamos que los camellos de los Reyes Magos se coman el pastito e identifiquen nuestros zapatitos. Ilusiones y fantasías nos envuelven en un mundo mágico, uno casi inconcebible para nosotros mismos unos años más tarde. Sabemos mejor que nunca qué es lo que queremos. Luego será cuando comiencen las confusiones. No entendemos de inseguridad ni de dinero, sino que simplemente soñamos con que nos compren el juguete de moda que todos los demás niños tienen, seguramente considerando por ello a sus padres como los mejores del mundo, y a los nuestros como los malos de la película. No entendemos por qué nos hacen eso. Si total, es dinero. Imaginamos cómo sería ir al teatro a ver el éxito de cada año de Cris. Y sin embargo, nadie nos dice, afortunadamente, que eso en algún momento terminará. Que la burbuja de las ilusiones y fantasías se va a romper, así como también lo hará nuestro corazón. Sufriremos, pero ahora no por no tener ese juguete, sino por haber utilizado a una persona de carne y hueso como una de plástico, o por haber sido víctimas de la extrema confianza en el otro. Desde luego, haremos sufrir a los demás. De repente nos encontraremos con que esa es nuestra naturaleza. Y entonces, ¿qué fue de aquella otra? ¿Qué fue de ese instinto que nada tenía que ver con herir ni llorar? Algunos demorarán más que otros en descubrir las 7 diferencias entre la niñez y, bueno, el resto de nuestras vidas. Nos prometimos amarnos eternamente y a pesar de ello aquí estamos, dividiendo los “bienes” que no vienen sino que se van. Confiamos en que seríamos amigos por siempre y sin embargo, allí la ves, mintiéndote en la cara. Pero así será, todos concluiremos en algún momento en el mismo punto de encuentro, ese sobre el que damos vueltas y vueltas intentando encontrar una explicación. Quizás no exista una siquiera para el más mínimo conflicto. Los supersticiosos y los que no lo son, los judíos, cristianos y de cualquier religión u origen, coincidirán y dirán, en algunos casos por error y desvío inconsciente de su creencia, que todo pasa por algo. Y así continuaremos, generación tras generación, preguntándonos qué fuerza inexplicable nos explicará lo que no tiene explicación. Es simplemente, y nada más ni nada menos, que la Vida. Tiene sus momentos hermosos, eso todos lo saben. Pero por alguna razón, que tampoco sabemos explicar, siempre prevalecen en nuestra mente, más los malos recuerdos que nos marcan, que los buenos a los que les terminamos restando importancia, como si sucedieran cotidianamente en cada individuo. Será cuestión de seguir buscando explicaciones. Será cuestión de seguir viviendo, a ver qué pasa.


4 comentarios:

  1. En el violento oficio de escribir, el violento oficio de crecer. Me gusto mucho. Dramático pero real!

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  2. jajaja dramático pero real, me matás
    se notaba que ese día no habían pasado lindas cosas...

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  3. Maru llegué gracias al facebook, lo leí y me encantó!!! Así que tenía que firmar..

    Un beso!

    Eli (ferratti)

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  4. jeje gracias Eli
    el facebook todo lo puede!

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